Dependiendo del tono y la intensidad, un determinado color puede aumentar o disminuir el valor del diamante.
El GIA (Gemological Institute of America) desarrolló en la década de 1950 una escala de gradación para los diamantes en el rango normal de colores. Esta escala empieza desde el D (totalmente incoloro) hasta el Z, de color amarillo.
Los diamantes que pasan por la escala GIA son valorados teniendo en cuenta su transparencia. Por ejemplo, un diamante E (prácticamente incoloro) es mucho más caro que uno Y (amarillo claro).